Al circular cerca de un coto de caza hay que extremar las precauciones, ya que en cualquier momento se puede escapar una pieza y darnos un buen susto. Si, además, en la zona coexisten tres cotos de caza hay que activar la alerta máxima.

Nuestro asegurado iba circulando por la carretera N-240 en sentido Huesca, cuando se le cruzó un jabalí, procedente de la derecha, que no pudo esquivar.

El coche quedó hecho un desastre y la reparación ascendía a 2.800 euros. El cliente nos cursó un parte para que halláramos al responsable del animal y así pode reclamar la correspondiente indemnización por los daños materiales.

Nos pusimos en contacto con el Departamento de Medi Ambient de la Generalitat para averiguar quién podía ser responsable del jabalí.

La administración catalana nos indicó que en esa misma zona constaban registrado stres cotos de caza, por lo que todavía se hacía más difícil hallar al responsable.

Durante una investigación previa al juicio, descubrimos que sólo una de las tres fincas estaba situada en el margen derecho de la calzada, de donde procedía el jabalí. Pero era imposible que perteneciera a ésta, porque estaba completamente vallado.

Dada la dificultad de averiguar cuál de los otros dos cotos situados a la izquierda podía ser el responsable, decidimos interponer una demanda contra ambos.

Durante el proceso judicial, uno de los cotos demostró la imposibilidad de que el jabalí procediera de su finca y la acusación se centró en el tercero.

Finalmente, demostramos que efectivamente el animal tenía su hábitat en ese tercer coto de caza que, además, no estaba vallado.

Descubrimos que contra esa misma entidad ya se habían presentado otras reclamaciones por la irrupción de jabalíes en la carretera y que, por ese mismo motivo, los otros dos cotos habían adoptado la inteligente medida de vallar sus respectivos perímetros.

La sentencia condenó al coto a indemnizar a nuestro asegurado en el 100% de la cantidad reclamada, es decir, 2.800 euros más los intereses.